EL MEDO PERDIDO
"¡No soy bastante bonita para él! Tal era el pensamiento de Eugenia, pensamiento humilde y fértil en sufrimientos. La pobre muchacha no hacía justicia a sí misma, pero la modestia, o antes, el miedo, es una de las primeras virtudes del amor "[1]. Así lo describe Honoré de Balzac, el gran novelista francés de los primordios de la belle epoqué, en Eugenia Grandet. Contrapone la baja autoestima a los sueños románticos iniciales de la protagonista en relación al primo Carlos Grandet.
En las relaciones amorosas iniciales, infaliblemente, el miedo debe surgir como una gran virtud de amor descubierto. Pena que, después, readquirida la autoestima, se desvanecen los sueños románticos, se pierde el miedo, la gran de las primeras virtudes del amor. Y ahí, la vida a dos parece no tener más sentido. La pérdida de la modestia, o mejor, del miedo, es decir, de aquel sentimiento romántico, de aquella sensación agradable de la convivencia de la intimidad, que sólo los dos conocen, y Dios, acaba por hacer la vida sin sabor, porque el amor parece no más existir .
Quien está en el principio de un amor y que tiene el miedo como una de las primeras virtudes, seguramente debe tomar cuidados, ser constante en el celo para con el ser amado y para conservar el mecanismo de ese miedo.
¿Y quién lo perdió? ¿Tiene posibilidad, posibilidades de recuperarlo?
Mucha gente despierta, obviamente, preguntará: ¿Miedo? Sí, una sensación o sentimiento de amenaza a la propia integridad física o moral. Pero, diré que es más que eso. Es la sensación o sentimiento misterioso de la novela sumamente emocional que invade el corazón, este dispara, envuelve el ser y el íntimo entero de quien ama o está amando, con sueños eternos y tiernos, casi a determinar que en el mundo nada más existe y sólo hay El ser amado. Interminable romance prácticamente inexplicable, entendido sólo en parte por quien lo vive e incomprensible por quien nunca lo vivió.
Aunque en la etapa actual de la civilización moderna, con una mentalidad occidentalizada, del pragmatismo, es decir, vale sólo aquello que es útil, agradable y ofrece practicidad inmediata para el uso, y quien sabe el abuso, el amor asume importancia capital y fundamental: Porque ninguna entidad existe que pueda sustituir. Es imposible vivir sin este amor, contenido por una fuerte dosis de respeto hacia el otro, por una cantidad enorme de deseo, puro deseo de compartir la vida y la vida del otro, por calidad nunca igualada de sensaciones puras y sentimientos nobles.
Impresionante como la gente olvida tantas cosas y tantos hechos pasados. Más impresionante aún, olvidan o abandonan ese miedo, virtud número uno del amor, que los llevó a una vida conyugal y que el miedo perdido no les permite más las alegres sorpresas que la conyugalidad les puede proporcionar en el cotidiano.
Quien aún no ha vivido la experiencia del miedo como una de las primeras virtudes del amor, se le requerirá atención y cautela para no pasar por ellos en percibirlo. Y quien lo perdió, podrá reencontrarlo o readquiriéndolo, haciendo una experiencia en dos fases: un serio examen de conciencia, para recordar cómo funciona su sistemática y dinámica, y enamorarse nuevamente del ser amado, que otrora amó sin restricciones o Las condiciones.
Recordar siempre las sabias palabras del Creador en el "crecer y multiplicarse" que, con certeza, incluye el amor, que es constante, que conoce fracasos y éxitos, pero siempre amor. Si aún su corazón dispara y la emoción envuelve su entero íntimo, buena señal. Volvió a vivir un romance en su vida, interrumpido por la pérdida del miedo, una de las primeras virtudes del amor. ¡He aquí, pues!
[1] Honoré de Balzac (Tours, 20 de mayo de 1799 - París, 18 de agosto de 1850) fue un novelista francés. Nació en el departamento francés de Indre-et-Loire y en 1849, con la salud debilitada, viajó a Polonia para visitar a Eveline Hanska, una rica dama polaca con quien mantuvo correspondencia por más de 15 años. En 1850, tres meses antes de la muerte de Balzac, se casaron. Al haberse convertido en uno de los mayores nombres del realismo en la literatura, sus obras son, sin embargo, acuñadas sobre la tradición literaria del romanticismo francés. La Comedia Humana (La ComédieHumaine), que reúne ochenta y ocho obras, busca retratar la realidad de la vida burguesa de Francia en su época. Los hábitos de trabajo de Balzac se convirtieron en legendarios - escribir alrededor de quince horas al día, impulsado por un sin número de tazas de café. Con una producción voluminosa, es frecuente que se apunten pequeñas imperfecciones en su obra - lo que, sin embargo, no es suficiente para sacar de muchas de ellas el epíteto de obras maestras.
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